miércoles, 30 de abril de 2014

Madrid: ¿confianza irrecuperable?



Cuando el pasado viernes supe que, el día siguiente (sábado), el presidente de la Comunidad de Madrid y el consejero de Sanidad, Ignacio González y Javier Rodríguez, se reunirían en el Gregorio Marañón con más de 400 sanitarios para anunciar mejoras laborales, lo comenté por twitter. Las conversaciones y comentarios subsiguientes me hicieron plantearme un post que llevara por título “¿Confianza irrecuperable?”, al que me habría gustado dedicar más tiempo... pero es lo que hay.

Por buena parte del sector sanitario de Madrid (el que más se hace oír, y el que lleva 2 años criticando la gestión del Gobierno), el anuncio fue recibido con escepticismo. También por sindicatos como Amyts y AFEM. Cuando se supo de las mejoras, más que sonrisas y aplausos, me llegaron muchos comentarios ligados al electoralismo y a considerar escasas unas mejoras que fueron prometidas hace tiempo y que podrían llegar algo tarde. 


González (centro), Rodríguez (derecha) y Maldonado (izquierda),
en el auditorio del Gregorio Marañón el pasado sábado.
Foto colgada por @McVay3 en su cuenta de twitter

Seguro que algunos (o bastantes, no puedo saberlo) profesionales de Madrid no están de acuerdo con esta postura tan crítica, y recibieron de buen grado los anuncios de González y Rodríguez. Pero, como ya conté en una entrada anterior, parece que son minoría, o, si son mayoría, no lo parecen (y deberían, no sé si me explico: estaría bien escuchar y contar tanto las voces críticas como las afines).

El caso es que no son pocos los que tienen una sensación de total escepticismo y desconfianza frente al Gobierno de Madrid. Dicho esto, al grano: este post viene dado por la sensación de que veo muy difícil que la Consejería de Sanidad recupere la confianza de la mayoría de profesionales sanitarios de la comunidad. El plan de sostenibilidad que plantearon y ejecutaron González y Lasquetty (sin consulta previa, aunque con mucho diálogo posterior) sentó muy mal por el fondo, pero también por las formas. Los sanitarios quieren que se cuente con su opinión. De entrada, no de postre. 

Eso, más los recortes ligados a la crisis, la pérdida de salarios, la inestabilidad laboral, el ambiente enrarecido de la sanidad madrileña, y las reformas nacionales (no todo se puede achacar a la gestión política madrileña, cierto), ha derivado en una masa profesional que vive a la defensiva. Esto se intuye en todo el SNS, pero se acreciente en Madrid. Y esto es tan malo que, ante presuntas mejoras laborales (sean tardías o electorales, se supone que mejorarán la situación), muchos sanitarios siguen descontentos y buscan razones (y las encuentran) para verle tres pies al gato.

La sanidad madrileña y sus políticos siguen tomándose el pulso,
pero las constantes no son las adecuadas...

Lo que yo me pregunto, sin hallar mucha respuesta, es cómo el Gobierno de Ignacio González, y la Consejería de Javier Rodríguez, pueden, en el plazo de un año hasta las elecciones autonómicas, convencer a la mayoría de profesionales sanitarios de que están mejorando sus condiciones y las de los pacientes, y de que se ha pasado página a la conflictiva época de Lasquetty. De verdad que ojalá lo consigan, no tengo colores políticos como para desear lo contrario, y al final, si el ambiente no es el mejor, pacientes como tú y yo lo notemos. Sinceramente, con las manos atadas por lo que aún queda de crisis, con una falta de mano izquierda que ahora trata de corregirse (aún es pronto para saberlo), y un sector en el que no mengua la desconfianza, no veo cómo el Gobierno de Madrid puede ganarse/recuperar la confianza de la mayoría profesionales sanitarios.

Cierro con una frase de Herman Van Rompuy, que me ha llegado vía @anadeph, con origen en @PostigoElena "La confianza se marcha a caballo y vuelve a pie".

Y, como curiosidad, cuelgo parte de las conversaciones mantenidas tras el anuncio de González.De una de ellas nace este post...de bien nacidos es ser agradecidos ;)


Parte de las conversaciones que siguieron al anuncio de la reunión González-Rodríguez-sanitarios.
Por ahí asoma la semilla de este post.

 

miércoles, 9 de abril de 2014

El lavado de cara a la política sanitaria en Madrid. ¿Pinta bien Rodríguez?

El (ya no tan) nuevo consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, supo desde el primer día que lo primero que le tocaba era templar ánimos, recuperar confianzas y conseguir que la sanidad madrileña deje de estar a la defensiva y con el cuchillo entre los dientes. Han pasado más de dos meses desde que sustituyó a Fernández-Lasquetty y, echando un ojo a sus principales declaraciones, no va por mal camino: ganan por goleada las palabras que hacen guiños a los profesionales y a algunas de sus reivindicaciones, y las promesas tienen a los profesionales, si no satisfechos, al menos expectantes y, lo más importante, menos tensos que hace 3 meses.

Rodríguez partía del bajage de los últimos años, como portavoz sanitario del PP en la Asamblea de Madrid. Sus colegas de la oposición suelen decir que es más fiero en el fragor parlamentario que en los pasillos, y más duro en el debate político que en el diálogo del día a día. La imagen que un servidor se había forjado como observador-currante en muchaos Plenos y Comisiones de Sanidad no es la que da desde que es consejero: la que intuyo ahora es más favorable, más cercana, menos altiva.


Javier Rodríguez, en la toma de posesión,con Lasquetty  a su espalda.
Uno se fue escaldado, otro echa agua fría a un sector hirviendo.
Foto: Mauricio Skrycky/Diario Médico

Si la buena pinta que tienen sus palabras se transforma en hechos positivos, lo dirá el tiempo. Aún no ha hecho nada, y los parabienes a los que está opositando pueden quedar en nada cuando hablen sus acciones y las consecuencias. Pero, de momento, basándome en las sensaciones que dejan sus entrecomillados -en poco más puedo basarme-, le doy el aprobado.

Recopilando:

En su toma de posesión, el pasado 28 de enero, Rodríguez reunuió a partes iguales aplausos, medias sonrisas, miradas suspicaces y desconfianzas cuando, en su breve discurso, dejó una idea muy clara:
  • "Hay que recomponer las maltrechas relaciones con los profesionales"

     

A partir de ahí, el consejero ha llevado como estandarte (o yugo, según se mire) un segundo entrecomillado, repetido hasta la extenuación ante las (razonables) dudas de la oposición y de buena parte del sector sanitario madrileño:

  • "No se va a recuperar la privatización, aunque el TSJM levante la suspensión. Está abandonada"

     

Que esta última idea no es suya, y que lo dice porque no queda otra, está claro. Pero si la idea es enterrar la privatización de los 6 hospitales (y, no nos olvidemos, de muchos centros de salud), mejor dejar claro que así será y no decirlo con la boca pequeña.

Una tercera idea, hecha pública hace pocos días:
  • "Amyts verá plasmadas en breve sus reivindicaciones; el presidente González detallará mejoras laborales" 

     

En este caso, el presidente de Madrid quiere para sí un anuncio que, anuncian, será positivo para los profesionales. Se espera que cristalice la promesa de convertir "a un elevado número de" eventuales en interinos. Crucen dedos...

Rodríguez se ha mojado en muchas de sus comparecencias públicas. Los periodistas, aunque preferimos noticias a entrecomillados, se lo agradecemos. Por citar algunas ideas que ha dejado caer:
  • "Todas las autonomías tienen sistemas distintos en TIC, y ninguna quiere cambiar, lo que es un problema: no hemos avanzado nada"

     

  • "La Paz, Ramón y Cajal y Gregorio Marañón, aún hablan idiomas distintos" [también sobre TIC...aunque quizá extrapolable]

     

  • "Hay problemas serios de financiación para los proyectos de investigación; Parece ser que, en tiempos de crisis, una de las cosas que hay que recortar es la investigación... Es lo que nos ha tocado [Con Carmen Vela a su lado, y con cierta sorna.... Recadito]

     

  •  "Hemos reducido los conciertos con la privada, y la intención es dejarlos a cero y poder hacer todo con recursos públicos"


  • "Hay que ahorrar 150 millones más, pero no pienso tocar al personal. Nos peleamos con Hacienda para que nos dé el dinero... Quizá haya que hacer menos carreteras"

     

  •  "Madrid no va a cobrar a los pacientes el copago hospitalario de fármacos de dispensación ambulatoria. No ahorra y genera un malestar en el paciente"

     

Todas estas frases, o suenan a "hay que cambiar para mejor", o directamente suponen concesiones a los profesionales. En la intuición de cada uno está cómo valorarlas.

Por contra, dos de sus declaraciones desde que es consejero son algo más polémicas. En su toma de posesión dijo:
  • "Javier Fernández-Lasquetty ha sido el mejor consejero de Sanidad de Madrid; todos han sido buenos pero él ha sido excepcional"

     

 Para gustos, colores: opiniones hay tantas como gente. Y hace unos días, sugirió esto otro:
  • "Las listas de espera crecen porque el paciente en ocasiones no quiere cambiarse de centro cuando se lo proponemos" 

     

Dejando a un lado la veracidad de la afirmación, decir esto es ponerle un caramelo a sus críticos, y dejar al paciente con la sensación de "¿otra vez yo?". Evitable, cuando menos.

Hasta aquí, sus palabras. A juzgar: ¿Expectación? ¿Optimismo? ¿Desconfianza?


El consejero, con Jesús Fermosel, de asuntos Sociales,
en la presentación de la estrategia para crónicos.
De lo más concreto que he visto en este ámbito, aunque va para (muy) largo
Foto: Lenda/Diario Médico

 

De regalo, otra lectura... aunque pobre, por falta de datos

 

Se puede hacer otra lectura, pobre todavía, partiendo de sus actos, que no son suyos, sino de la Consejería de Sanidad. Está claro que Madrid se ha puesto las pilas, bien porque ya lo tenía pensado antes de dimitir Lasquetty, bien porque es la política iniciada por Rodríguez, bien porque "desde arriba" así lo quieren. El caso es que, desde su llegada, se han presentado un plan de crónicos (muy a largo plazo, pero concreto en sus objetivos, cronograma y acciones), uno de Telemedicina (menos concreto), el Observatorio de Resultados de la sanidad madrileña y  los datos de conciertos sanitarios con el sector privado. Todo suena bien, puede ser útil, y, en principio, no genera polémica, ni suscita reacción crítica del profesional.